lunes, 19 de octubre de 2015

Lo reconozco...

Lo reconozco
aún no sé bien cómo
evitar que broten
esos ramos
de expectativas
que suelen engancharse en mis costillas
como perchas siniestras
"Cuelga aquí tu abrigo más grueso"
me susurran altivas
aireando su cinismo. Sabedoras
de que no hay tejido alguno
que arrope al miedo
si acepto su trato.



Supongo que se trata
de una cuestión
de ensayo y error.
De abandonarse
con consciencia
a los instantes que te ofrecen
besar la palma
de sus manos oler
                           su nuca
unos segundos y saber
que sabe a ahora y a vida.
Porque nunca fue futuro
ni deseo de paso o imagen
                                      proyectada.
Tan solo eso: placer bienvenido.