Somos círculos
concéntricos
de llanto que contiene
amor
que acoge a la
vida
que abarca
las alas
que abanican a peces
de río
de río
que agonizan
vueltos
los ojos
hacia el agua.
Que la sala el llanto
de aquel
que no puede amar.
Se desconcentró
la rueda
volvió la vida a sus líneas
rectas
cayeron los párpados
que no quisieron saber
quién de nosotros
reventó
el mandala.