Se desmonta la armadura
caen el yelmo, la gola, los
codales la cota
de malla
Quedo diminuta desnuda
a veces
clavada en un punto
indeterminado
entre el páramo yermo
y el mar de Alborán. Otras
aúllo en silencio convertida
en absurdo grano de arena
salada
que viaja en la grupa
del viento
–el cuello quebrado por
dejarme hacer por no
sostenerme-
peinando trigales de puntas
quebradas que no advierten
la caricia.
Y si todos los comienzos surgen
de la nada
aquí estoy he llegado
que estalle de nuevo
la vida.