Se desmonta la armadura
caen el yelmo, la gola, los
codales la cota
de malla
Quedo diminuta desnuda
a veces
clavada en un punto
indeterminado
entre el páramo yermo
y el mar de Alborán. Otras
aúllo en silencio convertida
en absurdo grano de arena
salada
que viaja en la grupa
del viento
–el cuello quebrado por
dejarme hacer por no
sostenerme-
peinando trigales de puntas
quebradas que no advierten
la caricia.
Y si todos los comienzos surgen
de la nada
aquí estoy he llegado
que estalle de nuevo
la vida.
La vida es imprevisible en sus estallidos
ResponderEliminarTus palabras comienzos
Escribe, y confía
(mientras tanto aquí seguiremos, aferradas a la certeza de lo inalterable)
En el antes, en el mientras tanto, en el después, amiga, pedacito de amor inalterable...
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