miércoles, 8 de junio de 2016

DEL USO Y EL DESUSO DEL PIJAMA
















Debí hacerte caso
y soñar a pelo.

Ahora que abro
de nuevo la caja
     de plástico
          de ropa
              de verano
Pandora remprime un grito
de gato muerto
al ver en el fondo
deformes y finitos
mis pijamas.

Llevan todo un año
agazapados
esperando el primer
atisbo del estío
cualquier
arista en la memoria
para morderme y (re)volverme
mezquina.

Me reprochan, azules,
la indolencia de entonces
cuando cubrían mi cuerpo
y yo desdeñaba
la felicidad tranquila
contigo.
Cuando preferí
la vorágine absoluta
de caminar
desnuda.

De dormir sola.