jueves, 10 de diciembre de 2015

CATA A CIEGAS






A pausados vahos
de espuma templada
que devuelven la sal
a mi boca
                 dormida
cuando muerdo la almohada
y me voy                        lejos.



Al almíbar que invade
y empalaga
de fluidos obscenos los patios
Invisibles
para colarse en mi suelas
para subir hacia arriba
para quedarse allí las moras.
Moras, mauritas, las moras”



A sudor de cuero acre
a Terral de lengua
seca
a la saliva dulzona del sol
que corrompe las biznagas
a sur que hacia el norte trepa
en un camino de migas que
saben a oliva y retuercen
sus brazos contra el cielo.
Como invitándome a volver.



A nada de eso huele
ni sabe
esta niebla que amenaza
con volver inocuo todo
aquello que aún puedo degustar con
añadirme a su horda de espectros
(almas de nube venida a menos)
si me toca.



Vuelvo a cerrar los ojos
a arrebañar con la lengua
escondía
los restos de la cata.














3 comentarios:

  1. Qué niebla más puñetera, como baja la temperatura.
    Me ha encantado, Alba

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Gracias Isi, compañero de niebla, por hurgar en los cubos grises.

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