Una habitación que siempre le había faltado a mi casa. Un lugar común donde escampar los torbellinos que me zarandean: "¡Ey tú! ¡Escribe! Que alguna entraña habrá que se remueva contigo. Y las piedras serán más livianas. Y estarás menos sola"
domingo, 11 de diciembre de 2016
PEPITAS DE MANZANA INTERIOR
La ropa tendida
dibuja
una sonrisa llena
de dientes
en la pared de enfrente
Las camisetas negras son caries
exceso de almíbar
falta de higiene.
De las verdes mejor
ni hablamos.
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Cuando le he visto
envuelto en niebla
me ha sobrecogido esa manera
tan poco humana
de enfrentarse al frío:
Erguido
desnudo
a la cara.
Y no me ha parecido nada
casual
que se llame Pensamiento
que sea una flor
y que vaya a pasar aquí
-en mi balcón-
conmigo
el invierno.
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Una gota de agua
marrón
ha caído sobre mi nuevo moleskine
justo entre la «a» y la «r»
de la cuarta palabra en la frase:
NO a la racanería emocional.
Y en vez de diluir
las letras y en vez
de eliminarlas
hasta dejar sin sentido la idea
las ha enmarcado
en una suerte
de círculo estrellado.
Puede que así
el té de canela extienda
su poder antinflamatorio
y apacigüe
-de paso-
la hinchazón provocada
por las pequeñas
muertes
previsibles
a las que me empeño
de nuevo
en volver.
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