miércoles, 3 de junio de 2015

Mejor así...
















Menos mal que ya no estás y no puedes
olerme el miedo tras el embozo
-ya nadie me besa así antes del sueño-
de otro día que comienza yermo.
Desgastadas ya las ganas de que algo
         extraordinario
                               suceda.

Y no puedes comprobarme así
con el pelo en la cara
así, derrotada y sin intención
ninguna de peinarme. Sin plantarme ante el mundo
con la cara lavada sin contestar
al tirano
como una escopeta.
                               Con las uñas sucias.

Espero que no pienses escaparte
de allá donde transites y aparezcas
espectral e impávida:
- ¿qué habéis hecho con todo aquello
que contruí para vosotros? -
Y te des cuenta de lo frágiles que eran
los cimientos que sujetaban
      tu casa
de que que ya nada importa más allá
de nosotros mismos.

Menos mal que yo estoy
y tú solo
en mi cabeza, en las hordas
de salvajes que asaltan
mi pecho cuando te pienso
en el dedo
torcido, irreverente y meñique
de mi mano izquierda.
En la ajada puerta del paraíso
tras la que espiabas
Violeteras” de provincia.

Que te van a oir, abuela, que no hay lugar
para el sueño allá arriba que no vendrá
ese beso al final. Que está prohibido cantar.
Que para eso no sirven los palos
                                                   de las escobas.

4 comentarios:

  1. Precioso, Alba, y emocionante. Es como si te oyera recitarlo. Cómo me gusta poder leerte!

    ResponderEliminar
  2. Marchi!! Todo esto ya merece la pena si he conseguido alcanzarte después de tanto tiempo. Un achuchón!!

    ResponderEliminar
  3. Me imagino a tu abuela y a la mía juntas riéndose de todo.
    Cantando y danzando.
    Saltando de nube en nube.
    Velando nuestros sueños, tal y como cuando fuímos niñas.
    Y para que no dejemos de serlo...

    Gracias por llenar Estocolmo de arrullos.

    ResponderEliminar
  4. Si me dijeran pide un deseo, preferiría un rabo de nube...Porque todas las abuelas van al cielo, ya lo sabes...

    ResponderEliminar